
La paz que buscas no va a estar en que tu interior y exterior se presenten felices. La paz que buscas va a estar en que aceptes con la entrega cada euforia y cada agonía.
Cuando sientas que hoy no puedes, que hoy es un día que se tuerce y luchas por reconvertir, por volverlo positivo aún a costa de más sufrimiento, déjalo ser, déjalo transcurrir, permite que se exprese en toda su tragedia.
Espera al siguiente día mientras experimentas el día tal como viene.
Ríndete a la evidencia, es preferible la abulia, la apatía, la resignación a que sigas desgarrándote porque las cosas se den como tú quieres cuando obviamente son de otra manera.
Ríndete, resígnate a admitir que no eres todo poderoso, permítete el fracaso, deja que las cosas se deshagan, se desarmen, se marchiten.
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