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Amar la soledad

amar la soledad el salto de conciencia

Hay un espacio que es solo tuyo, donde nadie te observa ni tienes que dar explicaciones. En ese lugar de soledad completa puedes desplegar tus alas y entregarte al amor sin miramientos.

Has creído desde hace mucho que lo opuesto al amor es la soledad.

Durante años has oído que lo contrario al amor es el odio.

Cuando te pasaste al camino neoespiritual empezaste a repetir que lo opuesto al amor es el miedo.

Para comprender las cosas necesitas categorizar. 

Cuando usas el lenguaje no haces otra cosa que establecer categorías. 

Si te preguntas si eso es etiquetar o juzgar, la respuesta es: sí; pero eso no tiene nada de malo, es así simplemente porque el lenguaje se establece sobre esa base.

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Abraza la incertidumbre

abraza la incertidumbre - el salto de consciencia

Cuando pretendas tener el control de todo, antes o después, te verás abocado a tener que retomar el control de tu descontrol.

Abraza la incertidumbre.

Observa el miedo que late en tu interior al saber que no tienes el control de todas las cosas por venir.

Observa cómo crece el miedo a medida que te niegas a que las cosas se sucedan como no quieres que sucedan.

Observa como luchas por corregir el timón ante el temporal que violenta el barco y te niegas a echar el ancla o a esperar que amaine.

Observa tu desesperación irracional por pretender que tu futuro calce con la imagen que te has hecho de tu futuro.

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cuando la belleza llega a tu vida

Cuando la belleza llega a tu vida

cuando la belleza llega a tu vida

Cuando limpias la mirada, te refrescas el rostro y dejas de obsesionarte con todos tus males, encuentras lo bello en lo que antes hubieras hallado feo a primera vista.

Ocurre de repente un día en que llegas a creerlo.

Te levantas una mañana y te lavas la cara con agua fresca y te secas y no sabes por qué pero sientes como si hubieras lavado un pesar muy viejo.

Entonces, por la ventana, ves el mismo paisaje de siempre pero diferente.

Hay más luz o eso te parece.

Miras al cielo y está algo nublado, no hay más luz real que otros días.

Sin embargo algo se ha iluminado.

Nada distinto hay en la realidad, sigue igual que siempre, solo que lo ves diferente.

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Un cansancio infinito

un cansancio infinito

Y un cansancio infinito te llega de repente como un regalo de fin de año, y te duermes intensamente roto y con una sonrisa que no se quita de tu boca.

Hay días en que te levantas dispuesto a comerte el mundo con una energía única y arrolladora.

Días en que la mañana luce soleada y tú compites con ese sol y ni precisas encender la luz.

Hay días así.

Observas, sacas una cuenta rápida y descubres que cada vez son más los días de este tipo.

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Huye de huir

huye de huir

No siempre puedes darte cuenta de que huyes mientras huyes. Lo más habitual es que creas que estás yendo hacia lo correcto cubierto de explicaciones, argumentos, excusas, razones…

Huye de huir.

Si hay algo verdaderamente de lo que huir es de huir.

Huir de la falsa paz que te reporta la huida.

Huir de los tropiezos y caídas de tu propia huida.

Huye de huir de ti.

Huye de esa tentación permanente de no mirarte hacia adentro.

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Seguir los impulsos

seguir los impulsos

Hasta que no camines por ese camino, no sabrás si es el que te llevará a tu mayor bien o a tu peor incertidumbre.

Hay una delgada línea que separa aquello que juzgas que está bien de lo que consideras que está mal. En ti se libra a menudo una batalla por discernir acerca de por qué haces lo que haces, desde dónde actúas, si has de actuar o has de dejar que las cosas sucedan sin intervenir.

Hay un delgado límite por donde sueles transitar en busca de tu equilibrio y es normal que invariablemente pases a uno y a otro lado. Sueles pensar que estar en el centro, en equilibrio es como caminar por un surco muy estrecho, tanto que se te hace semejante a la cuerda del funambulista. Y claro, antes o después caerás.

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