La verdad es única, simple e inamovible

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Existen dos maneras de ser engañados. Una es creer lo que no es verdad, la otra es negarse a aceptar lo que sí es verdad.

Soren Kierkegaard

¿Qué buscas cuando buscas?

¿Buscas la verdad o confirmar lo que ya creías?

Cuando dices que no comprendes, que no encaja, que cómo puede ser… posiblemente la realidad esté jugando en contra de lo que ya creías saber a ciencia cierta.

Entonces te enfadas porque tu experiencia contradice tus certezas por tanto tiempo construidas.

Cuanto más tiempo has ido forjando tus certezas y estas se han convertido en un modo de vida durante años, el colapso puede ser mucho más fuerte que tirarte de los pelos y quedarte con los ojos abiertos contemplando la pared catatónicamente.

No sabes qué pensar.

Te sientes un auténtico fraude.

Te sientes engañado y empiezas a recorrer mentalmente a todos aquellos a quienes creíste con su aparente verdad enarbolada con ganas de cagarlos bien a trompadas.

¡Pero cómo pudiste ser tan imbécil con lo listo que te creías!

Entonces empiezas a indagar ansiosamente en esa nueva verdad que acabas de descubrir con necesidad de saberlo todo junto, de recuperar el tiempo perdido.

Y así pasas unos días.

Y luego otra mañana te levantas y algo te hace pensar que tal vez no estabas tan equivocado antes, que algo se te tenía que haber escapado y que no podías renunciar así como así a todas tus creencias.

Entonces vuelves a revisar a tus filósofos favoritos que acababas de quemar en la hoguera de los truhanes.

Y allí te das cuenta de que no estaba tan mal después de todo.

Y así te pasas el día.

Pero al siguiente recuerdas que todo el día anterior ha sido una farsa que te has montado para no desbaratar tu sistema de creencias, para no tener que empezar otra vez sin idea de hacia donde ni por donde.

Y te pones a indagar en esas nuevas verdades reveladas. Y descubres con amargo escepticismo que esas verdades también tienen lagunas, que no cierran, que encajan perfectamente dentro de un sistema basado en otros axiomas tan poco verificables como los anteriores.

Entonces ya no sabes qué pensar, qué creer, qué sentir.

Entonces te sumerges en esa bruma del recién nacido al despertar que no sabe nada y solo sabe que fue víctima de un engaño y nada más. Absolutamente nada más.

Y entonces te quitas los amuletos, y desechas los libros y te indiferencias de símbolos.

Y te quedas así, completamente desnudo, completamente solo, completamente desamparado de pensamientos protectores.

Y así se suceden días y semanas.

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Imágenes:Igor Morski (h/t: designyoutrust)

Momentos de rabia, de decepción, de escepticismo, de nuevas ilusiones, de nuevas verdades reveladas, de nuevas brumas que lo oscurecen todo, de nuevos desaciertos en la búsqueda de aciertos.

Y, entonces, te preguntas: ¿qué buscas cuando buscas?

¿Buscas la verdad realmente?

¿Te sirve de verdad la verdad?

¿Te valdría la verdad aunque te destrozara?

Y como sientes que no puedes saber nada, en un momento de salud mental y autoprotección te entregas al carpe diem más frívolo y superficial.

Sin embargo, sigues sutilmente al acecho de algo que te pueda devolver alguna pasión genuina, algo que haga que tu vida tenga algún sentido más allá de comprar el pan y zambullirte bajo una ola de la playa para luego secarte al sol.

Sientes que debe haber algo más, aunque también sabes que todo podría ser no más que eso y que te lo has perdido buscando en la trascendencia de lo evidente.

Y ahora solo puedes adherir a la frase de Sócrates: “Solo sé que no sé nada”.

Y entonces, empiezas a saber algo.

Ya sabes que no sabes o que no puedes saber o que tal vez como humano no estés dotado para saber lo que deseas saber.

No llegas a comprender algo que se te revela como la mayor tragedia humana: ¿Para qué tienes la capacidad de realizar preguntas para las cuales no puedes obtener respuestas?

Esto parece una broma de Dios.

No tiene mucho sentido y al tiempo es lo cierto ahora.

Desde tu estado de sana insabiduría desdeñas cualquier opción de relativismo en torno a la verdad.

Sabes, sabes que la verdad existe, no puede no existir y no puede ser relativa.

Lo otro son pequeñas ‘verdades’ provisionales, interpretaciones personales y parciales de la realidad que llamas ‘verdades’ por no saber qué nombre ponerle, pero su propia relatividad y estado cambiante expresa su propia inverosimilitud.

La verdad solo puede ser una.

No puede haber muchas, no puede ser interpretable, no puede variar, no puede ser múltiple.

LA VERDA ES.

Y tu pregunta cambia ante la evidencia de que tal vez buscar la verdad de todo sea una tarea inútil. Pero, sin embargo, tu corazón te exige un compromiso sincero y ese no es sino reconocer la verdad allí donde se encuentre. Te conviertes en el Cid que campea a lo alto y ancho de la España medieval con solo la verdad como estrella guía; desechas toda honra y solo te rige tu honor.

Entonces, aceptas que tal vez nunca sepas la verdad de todo, pero también aceptas que hay algunas cosas, a lo mejor muy pequeñitas, que te parecen verdades incuestionables, entonces las sigues, no puedes negarlas, aún sabiendo que mañana puede venir otra verdad que revele la inautenticidad de la actual, pero la sigues, no puedes dejar de hacerlo o estarías aceptando la mentira como tu motor vital. Y una cosa es que no llegues a conocer la verdad absoluta y otra que te engañes descaradamente.

Vestido de esa humilde coherencia, como la que luce el sabio, caminas los caminos que caminas, y desandas lo que haya de ser desandado y entregas tu corazón a la vida y abrazas el alma de los sinceros que te encuentras; esos que no tienen nada salvo una verdad chiquita que muestran con orgullo y humildad, sin ostentación de sinceridad pero comprometidos con la verdad aunque sepan que tal vez ni sepan si es esa la verdad o no, pero sapientes de que la verdad simplemente es.

ES, sencilla y majestuosa, en su enorme simplicidad.

Leandro Ojeda López

8 comentarios en «La verdad es única, simple e inamovible»

  1. Estamos en el camino de búsqueda de la verdad. Todo el tiempo. Solo asi la vida tiene sentido.

  2. YO PIENSO QUE NO SIEMPRE ESTAMOS CONFORMES CON LO QUE SABEMOS Y QUEREMOS SEGUIR INDAGANDO HASTA ENCONTRAR ALGO QUE HAGA QUE NUESTRO EGO ESTA SATISFECHO

    • Y esa disconformidad tantas veces nos amarga la vida. Buscar la verdad es fabuloso, pero a veces bien puede valer la pena quedarnos con la verdad que ya hayamos hallado y descansar un poco de la insatisfacción. Gracias.

  3. Y eso que tan bien cuentas sí es VERDAD. Has encontrado las palabras que yo no podía encontrar para expresar ese estado y proceso, el cual se me hace a veces tan difícil…….

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