Cuando decides por fin dejar de buscar por buscar sin saber qué buscar comienzas el auténtico camino que te lleve a algún certero encuentro.
Estás dando vueltas y vueltas alrededor de ‘tu problema’.
Estás buscando una salida.
Necesitas un cambio y lo sabes.
El miedo hace tiempo que se ha apoderado de ti, los temblores invisibles e internos que nadie ve son cada vez más visibles y evidentes para ti.
Quieres dar un paso hacia algún lado, hacia cualquiera, no importa ya el rumbo mientras te saque de donde estás.
Te has visto muchas veces en una encrucijada de caminos.
En esos casos la duda te asaltaba, te paralizaba la mayoría de las veces.
Escoger cualquiera de los caminos podría conducirte a una vida completamente diferente.
Pero esta vez es distinto, no estás en ninguna encrucijada, no hay opciones para elegir, no ves rumbo y ni siquiera puedes continuar por donde vas porque estás parado en ningún lugar y sin siguiente paso.
Necesitas una salida y buscas y buscas pero no encuentras nada.
Ni siquiera te das cuenta de que para buscar lo primero es saber qué estás buscando.
Cuando buscas un alfiler que se te ha perdido, revisas por todos lados hasta encontrarlo.
La clave es muy simple, sabes lo que buscas.
No puedes buscar sin saber qué buscas, tienes que saber algo, aunque sea algo abstracto, pero has de tener alguna idea, alguna noción, alguna primera cosa que encontrar que te dé una pista para la siguiente hasta saber lo que verdaderamente estás buscando.
Fíjate en todos esos que se autodenominan ‘buscadores’, el problema que tienen es que no saben qué están buscando; lanzan esa definición al aire y les suena poética y luego van tras ese sueño brumoso que no lleva a ningún lugar, solo pérdida y confusión.
A estos ‘buscadores’, buscadores de nada, su impulso les nace de una disconformidad con su estado general, de una queja perpetua por su naturaleza y un vacío existencial, un vacío espiritual que llenan con mil espíritus que no saben ni de donde vienen ni qué quieren. Les nace de un malestar con la vida y un coqueteo con el escape vital.
Rara vez algún buscador de estos encandilados con la búsqueda podrá encontrar nada de valor. Algunos se enamoran tanto de la búsqueda en sí que llegan a convertirse en gurús y pretenderán que los sigas.
En tu estado de incertidumbre vital estás proclive a caer en alguna de estas garras. Allí solo podrás aumentar tu frustración y desolación. No encontrarás nada hasta que no sepas lo que buscas, seas consciente de donde estás y te decidas a aceptar tu realidad tal como es sin maquillajes.
No sigas ahora ninguna idea desesperada, si puedes esperar a que aclare algo, espera.
El buscador muchas veces se llamará a sí mismo ‘encontrador’, pero solo será un encontrar algo aleatorio sin objeto.
Conseguir estos milagritos son mucho más fáciles de lo que crees y te pueden desviar en ensoñaciones. Si caminas, por ejemplo, por un parque en otoño, encontrarás hojas secas con formas que te encantarán. Si te enfocas y decides, podrías encontrar hasta una piedra en forma de corazón y luego encontrarle explicaciones mágicas y darle sentido de señales que no marcan dirección en verdad. Puede ser divertido como un juego pero no es lo que quieres ahora ni mucho menos.
Eso sí, no confundas a estos buscadores con los auténticos buscadores de la verdad, estos son más sobrios, más honestos y aceptarán la verdad aunque les remueva lo más profundo de sus creencias.
Ahora estás en un momento delicado, no ves posibles caminos, ni luces de colores que te seduzcan, ni salidas exteriores que te puedan rescatar. No está esa nueva pareja, ni ese nuevo trabajo, ni esa nueva anestesia para tu dolor, ni ese nuevo proyecto que te venga a sacar y llene el vacío en donde estás.
Es un momento para pararte, para mirar en tu interior. No has querido mirarte en mucho tiempo y ahora estás obligado a mirar hacia adentro, a sentir cada órgano, a escuchar tu corazón, a comprender tu dolor, a recomponer la lógica del lenguaje en tu mente.
Ahora quieres salir corriendo hacia cualquier lugar pero sabes que en este momento la única salida es hacia adentro.
Allí has de sincerarte contigo y preguntarte qué buscas, qué quieres y dejar que aparezca alguna respuesta o nuevas preguntas que lleven a otras y a otras y a otras, hasta que se presente una respuesta, un sentido de búsqueda, un algo para poder empezar, para poder dar ese primer paso en alguna dirección más o menos acertada y que no te distancie más de tu ser.
Hay veces en que no hay solución que venga desde afuera cuando tu brújula está averiada, en esos momentos la única salida has de buscarla dentro de ti.
No es necesario que esperes grandes cosas; ese pasito chiquito que te mueva un poquito puede ser tu mayor gloria y bendición.
Leandro Ojeda López
Creía haber perdido mi capacidad de asombro pero no pues estoy asombrada por creer sentir sincronización con lo que pasa en mi adentro con lo que pasa afuera y es tanta que me asusta y me confunde y ya no se no logro entender como funciona mi universo
Cuando dejé de buscar, y para mi asombro, empecé a encontrar a mi misma. Muchas veces, se ve una delante una encrucijada, sin tener la capacidad de optar por un camino otro, ya que no todos los caminos llevan a Roma. En muchos casos elegir otro camino u otro, podria marcar tu destino, quizás para siempre. La búsqueda empieza desde dentro y la conciliación con tu entorno, contigo mismo, también empieza desde dentro.