Hoy hay un regalo para ti esperándote en un jardín

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Todos los días, todos, todos, todos, tienen algo especial que nos lo hace bendecir.

Aunque te inunde hoy la máxima desesperanza.

Aunque hoy sientas que no sabes nada y que nada es para ti.

Revisa bien, repasa el día, seguro que hay algo que se te ha pasado por alto.

Y es que sabes, no existe el dolor total o el sufrimiento final en los días normales.

Hablo de los días normales, no de aquellos enormemente excepcionales.

En los días normales, esos que pueden ser mejores o increíblemente peores, pero que, al fin y al cabo, no dejan de ser un día más, no existe la tragedia absoluta.

Están hechos de miles de cosas, de gestos, de situaciones, de alientos y desalientos, de respiraciones y cortes de la respiración.

Están hechos de verdades y simulacros, de máscaras y caras lavadas, de avances y sabotajes, de rencores, de perdones, de olvidos, de acuerdos, de desacuerdos, de ni me acuerdo, de fracasos, de éxitos máximos o livianos, de soledad, de compañía, de amistad, de paz, de ira, de lucha y renuncia, de esperanza y desesperación, de añoranzas y bellos recuerdos, de pasados, presentes y futuros, de rosa y de azul y de verde y de rojo y de negro y de lo que quieras, lo que encuentres o lo que apenas puedas.

Eso es un día normal, un día como cualquier otro, y sabes que me quedé muy corto.

Así que piénsalo bien, sabes que es así porque de no serlo estarías cambiando la ciencia probabilística y hasta capaz que te dan un Nobel. Siempre vas a encontrar un regalo en cualquier día normal.

Entre tanto, tanto y tanto… ¡cómo no va a haber un regalo en un jardín para ti hoy!

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En la noche, cierra los ojos y mira con tu mejor vista todo el día.

Repásalo de arriba a abajo.

Aunque estés inundado por las lágrimas, gobernado por la angustia, mustio en depresión, revisa bien una y otra vez en todo el día.

Busca tu regalo.

Es tuyo.

Está ahí para ti.

Mira qué bello jardín.

Mira qué flores, qué colores, qué aromas…

Jazmines.

Violetas.

Azucenas.

Rosas.

Claveles.

Girasoles.

Madreselvas.

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Repasa el día, tu regalo está ahí.

Puede venir de cualquier forma.

Solo se trata de que hagas el ejercicio de saber ver lo bueno en tu vida.

De que seas capaz de descubrir que siempre, siempre, siempre vas a encontrar algún detalle aunque sea mínimo de bondad y belleza para ti.

Repasa el día, tu regalo está ahí. Puede venir de cualquier forma. Clic para tuitear

Y así cada día, aunque sean buenos días, aunque sean muy buenos días, aunque sean excelentes días, no olvides repasar todo eso bueno que está para ti ahí junto a ti en ese jardín.

Sabes, si te acostumbras a esto, vas a conseguir día a día encontrar las puertas a la vida, a la paz, a la felicidad, a lo bueno que tienes en esta vida.

Sabes, si te acostumbras, todo tu cuerpo va a seguir los dictados de tu mente, tus emociones van a seguirlos.

Sabes, si te acostumbras, tu alma se va a alegrar.

Sabes, el jardín también se va a alegrar de que por fin lo hayas visto. Él que todos los días de tu vida te ha preparado una sorpresa solo para ti, un regalito modesto muchas veces, pero elaborado con mucho amor.

Sabes, sé feliz aunque solo sea por este instante, recoge tu regalo, está allí puesto para ti y solo para ti.

Sabes, ¡la vida es maravillosa! ¡Vívela!

Leandro Ojeda López