En esos días tontos que pasan sin aparentemente nada

en-esos-dias-tontos-que-pasan-sin-aparentemente-nada

Hay días tontos, días en que haces el tonto y días que parecen tontos pero que no tienen nada de tontos.

En esos días tontos que pasan sin aparentemente nada pueden ocurrir muchas cosas aunque creas que están completamente vacíos.

Pueden convertirse tranquilamente en un día de cambio sin que siquiera lo notes.

Pueden marcar un antes y un después en algo en lo que estabas y no arrancaba.

Pueden ser cambios grandes o más posiblemente pequeños reajustes en la dinámica que llevabas.

Obviamente, también puede ser simplemente un día tonto y nada más.

Pero fíjate que puede que no sea solo tonto.

Fíjate que te paraste por algo.

Fíjate que algo te frenó el impulso que traías y te quedaste como sin saber bien qué hacer ni cómo seguir.

Ya sé, ahora seguramente no ves nada, ahora estás fastidiado porque das vuelta a lo tonto sin dar palo al agua.

Pero fíjate mejor mañana, mira qué pasa, mira si algo cambió.

Observa lo que estás haciendo.

Fíjate si estás haciendo lo que pensabas hacer ayer o si algo, aunque sea pequeño, ha cambiado y resulta que estás emprendiendo un cambio que necesitabas.

Fíjate si el día tonto fue un día perdido tan solo o te sirvió para avanzar más rápido o en una dirección más adecuada a tus objetivos.

Muchas veces descubrirás que esos días tontos que pasan como si no pasara nada serán los que te marcarán un cambio de ruta.

Cuando estés en esos días tontos, examínate, observa, mira qué cosa se está frenando, qué dificultad encuentras. Clic para tuitear

en-esos-dias-tontos-que-pasan-sin-aparentemente-nada

Cuando estés en esos días tontos, examínate, observa, mira qué cosa se está frenando, qué dificultad encuentras.

No te obsesiones tampoco, tal vez no sea más que un simple día tonto o un día en que merecías un descanso.

Pero si puedes observa, y si ves algo, escudriña qué está escondiendo esa tontería.

Si descubres algo, hazle caso.

No te pongas a hacer ya mismo, déjalo asentar, espera a mañana para saber si esa idea se sostiene tras el sueño.

Si puedes, simplemente ordena tus cosas, haz tareas menores que limpien el ambiente y lo hagan acogedor por si el siguiente día llega a ser un día de inauguración.

Si es así, que te coja con un ambiente limpio, con los deberes menores hechos para que el impulso se desarrolle sin interrupción.

En esos días tontos que pasan sin aparentemente nada, a veces se está colando la luz por tu ventana y alumbrando un despertar inesperado hacia un nuevo rumbo que quizás conduzca tu vida a una nueva manera de estar, a un nuevo modo del ser y por qué no también, a una casita linda con césped alrededor, con flores en las ventanas y hasta un pequeño laguito azul con peces y patitos.

Leandro Ojeda López