Haz puesto un bonito lazo a tu corazón para entregarlo y ahora no puedes deshacer el nudo que ha quedado.
Desenreda los nudos, deshace los lazos y camina lentamente abriendo de a poco el corazón.
Y ten en cuenta empezar por el principio, seguir todos los pasos y no querer llegar antes del momento oportuno.
Y ten en cuenta ir haciendo todo a la vez, por pasos pero sin desatender lo que ya esté abierto de cada etapa o jamás empezarás a caminar.
Desenreda los nudos.
Esos que te aprisionan, esos que te bloquean el movimiento fluido.
Desenreda eso que dejaste atado solo por no saber cómo empezar a desatar y se fue enredando cada vez más, se fue haciendo una pelota.
Ve con paciencia.
Empieza con uno pequeño y siente la sensación de triunfo.
Y, enseguida, empieza con uno bien grande y desenreda un poco, y luego ya sigues otro día.
Desenreda aquello que haya quedado anudado o impedirán tu andar.
Desanuda suavemente con decisión, dolor y alegría.
Llora si es necesario y haz tus despedidas, pero desanúdalos, no los dejes ahí.
Tal vez sientas que no se han ido del todo o que al tiempo vuelven a aparecer.
Es posible.
Pero piensa que también es posible que no sea el nudo mismo sino la huella que ha dejado, la marca, la señal que aún vive de alguna manera.
Ahí ya no podrás hacer mucho seguramente, así que solo recuerda que ya lo desenredaste y que lo que quedaron son las marcas.
¿Has visto cuando desanudas una cuerda que no queda recta del todo?, dependiendo del material queda ondeado.
Pues piensa que tú eres un humano y que tu material es emocional y una vez tocada la emoción no vuelve al lugar original.
No es malo ni bueno, es así. Es una señal de que has vivido.
Así que intenta siempre en lo posible, cuando vuelvan los recuerdos dolorosos o cuando estés en pleno desanudar, recordar lo bueno que ha estado relacionado con esa vivencia.
Seguro que algo bueno habrá, así que elige si puedes eso.
Desenreda aquello que haya quedado anudado o impedirán tu andar. Share on XDesata los lazos.
Esos que has ido creando por días, meses y años.
Y año tras año.
Esos que se han quedado para cerrar algún día pero sabes que ya no llegará ese día.
Así que para qué seguir atado.
Duele, sí, pero desátate.
Vete de ahí.
Deja ir a quien atas aún en el recuerdo.
Deja ir aquello que casi fue y no llegó a ser.
Desátate de todo aquello que dejaste pendiente para hacer algún día. Ya pasó, ya no lo harás, ya no lo tengas como pendiente.
Acepta tan solo que no fue, que no va a ser o que ya pasó y siente esa frustración irse y alejarse.
Y siente como se desata, se parte, se quema el lazo y se disuelve.
Llóralo si quieres, laméntalo, lo que tengas que hacer estará bien.
Pero desamárrate de lo que no está en tu vida ahora y seguramente no estará más.
Quédate con las sensaciones bonitas solamente y con las experiencias dolorosas como aprendizajes para intentar no repetir.
Y elige ir lo más suelto que puedas.
Y elige intentar vivir lo más bonito y feliz que puedas cada vez.
Haz esa elección como una determinación, no como un desafío.
No importará que no lo cumplas.
Cómo ibas a hacerlo, eres humano y es así.
Pero enfócate hacia que te ocurra más de lo bueno que de lo malo.
Solo enfócate.
Deja ir a quien atas aún en el recuerdo. Deja ir aquello que casi fue y no llegó a ser. Share on X
Y camina lentamente abriendo de a poco el corazón.
Despacito si quieres ir rápido.
Sabes que con prisas se llega más tarde, se demora más y uno es más torpe.
Así que lentamente y con paciencia será mejor.
Y ve abriendo el corazón.
No de golpe.
Solo ve abriéndolo.
No temas, no sufrirás más, al contrario.
Cuanto más duro y cerrado más peligro correrás.
Un cristal resiste menos los golpes que un trozo de goma espuma.
Es menos poroso, menos permeable y se parte de un golpe.
La goma espuma absorberá muchos golpes antes de romperse, muchos más, y es porosa y dejará pasar los vientos fríos por sus huecos.
Una pared de hormigón tal vez resista más los golpes, es cierto, pero hará daño a los otros al ser golpeado.
No quieres dañar tampoco.
Así que camina, lento y sin pararte mucho.
Y abre el corazón, que esté limpio y puro para absorber los golpes y sobre todo para absorber todo el amor que de lo contrario te perderás.
Ve con el corazón abierto y dale lugar a que entre la felicidad y reparte su alegría.
Leandro Ojeda López