Dar por el solo hecho de dar, es hacer el bien por el simple hecho de ser lo correcto, ni siquiera porque te haga bien o porque a la larga te den.
Si realmente conectas con tu interior.
Si de verdad sientes profundamente el latido cálido de tu corazón.
Si es que tu corazón está en sintonía con tu mente y con tus palabras.
Si esto ocurre, sentirás ese impulso por dar a los demás.
Estuviste por un tiempo centrándote en ti mismo.
Estuviste trabajándote, limpiándote, rehaciéndote de aquel dolor grande que te produjo darte cuenta de que tal vez las cosas no eran como las pensabas.
Estuviste buscando el sistema, el método, la técnica perfecta, rápida y súper efectiva para resolver todos tus problemas y crear una vida maravillosa para ti.
Y ya estás aquí.
Ya sabes que nada de eso funcionó como esperabas que lo hiciera.
Ya sabes que has avanzado pero no sabes exactamente dónde estás ni cómo seguir.
Estuviste muy centrado en ti.
Llegaste a aislarte de todo y de todos.
Necesitaste recuperar tu amor propio y lo hiciste lo que mejor que supiste y pudiste.
Ahora puedes seguir por ese camino.
Puedes sumergirte en tu adentro hasta el menos infinito.
Puedes evolucionar en tu interior hasta el más profundo egoísmo, hasta la máxima indiferencia por los que sufren, hasta la apatía absoluta propia de tu nueva religión nuevaerista con su filosofía solipsista subyacente y así estar completamente desconectado e inconsciente.
Ahora puedes seguir por ese camino también si en vez de la vía interior has elegido el espiritualismo.
Puedes salirte del cuerpo, contactar con energías especiales, hablar con ángeles y seres de todo tipo, fundirte con las galaxias, esperar alguna ascensión y desconectar completamente de todo lo material.
Puedes pasar delante de los que sufren y que tu mirada los atraviese sin ver, y hasta pensar que ellos han ‘creado’ esa realidad o que están pagando los males hechos en alguna otra vida o que son un reflejo del rumbo errado que está tomando la humanidad.
Y hasta flotar sobre tu silla los domingos reunido con tu familia que crees que no te entiende porque son unos pobres imbéciles que no están tan elevados como tú.
Has pasado por muchas cosas.
Y has vivido muchas experiencias, buenas, malas y de muchos colores.
Tal vez ya vaya siendo tiempo de volver.
Has vivido muchas experiencias, buenas, malas y de muchos colores. Tal vez sea tiempo de volver. Share on XSé perfectamente que has hecho cosas sin saber qué hacías.
Sé perfectamente que has buscado desesperadamente caminos que se te revelaban como la gran solución para todo y el gran hallazgo –por fin– de tu vida.
Sé que más de una vez te has sentido estafado, engañado, confundido, extraviado, muerto de miedo, culpa y remordimiento.
Te costó mucho desaprender y sobre todo comprender lo que significaba desaprender.
Desarmaste todo tu personaje hasta quedarte casi vacío y comenzaste a llenarlo con todo lo que creías era para tu evolución.
Tal vez vaya siendo hora de la reconstrucción, de sacarte todo lo que no te sirvió y recuperar todo aquello de tu viejo personaje que sí te servía y que era tu verdadera identidad.
Será como un nuevo desaprendizaje y un reaprendizaje de mucho de lo que ya sabías antes y lo que has aprendido ahora y es válido. Y lo más complejo: integrarlo todo.
Una de las tantas cosas que compraste sin siquiera reflexionar giraban en torno al dar y el recibir.
Y es lógico que fuera así, porque te sentías tan falto, tan carente de lo mínimo material, de lo mínimo afectivo que cualquier promesa hacia cambiar tu estado la cogiste sin juzgarla y le diste más de una oportunidad.
Pero estás aquí otra vez, y has conseguido muchas cosas, has conseguido conocer un estado de cierta paz interior, has conseguido conocerte más y has lidiado con demonios que llevabas dentro y que ignorabas de su existencia.
Pero quizás te puedes haber aislado más de la cuenta y con tanto trabajo interior y tanto librarte de tu ego te hayas vuelto algo egoísta aunque es posible que no lo veas.
Así que ahora vuelve a desaprender mucho de lo recientemente aprendido.
Olvídate de frases como de que lo que das se te devolverá multiplicado, olvídate de la idea del trueque, olvídate de que para recibir primero hay que dar y hasta olvídate de la cadena de favores.
¿No llegas a apreciar el componente egoísta, interesado, oculto en todo esto?
Ahora quizá sea tiempo de salir, de mirar alrededor, de darte cuenta de cuantos iguales tienes a tu lado, aunque parezcan diferentes, aunque parezca que no conectas.
Empieza a desarrollar nuevamente tu capacidad social, camina por la calle y saluda y prueba a repartir sonrisas. Empieza a darte. Date.
Has hecho un camino intenso. No importa que hayas llegado más o menos lejos. Importa que te has atrevido a sumergirte en la piscina de lo desconocido con muy pocas herramientas y muy pocas certezas. Lo has hecho y muchos otros ni siquiera se han atrevido a mirar la superficie.
Valórate. No por encima de nadie, valora tu valentía simplemente.
Y date, no te quedes en ti, no te refugies en tu interior.
Da a quien lo merezca, o a quien te lo pide o a quien veas que lo necesita y ni se atreve a pedir. Share on XAhora da a quien lo merezca, o a quien te lo pide o a quien veas que realmente lo necesita y ni se atreve a pedir.
Da sin siquiera por el placer de dar. Da casi con indiferencia, como si fuera un acto normal, habitual, como caminar y respirar.
Da porque construirás un mundo más bello así, pero solo hazlo, sin ninguna intención.
Y sobre todo acepta recibir.
No impidas a nadie que te dé.
No cortes el flujo del dar.
No interrumpas la ley natural.
Y aunque sabrás entonces en lo profundo que ya no estarás solo y desamparado porque siempre habrá alguien que te dará cuando lo necesites, tú darás porque sí, sin esperar nada a cambio.
Si la vida fluye en dirección al bien, este del dar habrá de ser uno de los dones más sanos y sabios sobre la tierra.
En el descanso, observa cómo la felicidad en los demás empieza a germinar y disfruta de cómo la vida se despliega hermosa ante ti.
Leandro Ojeda López