A pesar del desaliento sigue adelante

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“Si algo puede ir mal, irá mal”.

Profecía pesimista de Murphy

A pesar del desaliento, de los días sin tiento, de los días a tientas buscando un fósforo con la vela en la mano…

A pesar de que se te borre la risa y te la dibujes con una cerita que no pinta nada, de que no seas el mejor partido para tu deseada princesa, de que las monedas caigan rodando hacia la alcantarilla…

A pesar de no ser el más guapo del barrio y quién sabe si el más feo, de que la hoja se acabe justo antes del último renglón, de que los alfajores se te partan en el bolso y te enchastren todo de dulce de leche…

Sigue adelante.

 

A pesar de los encuentros, los reencuentros y los desencuentros; de las palabras no dichas guardadas para algún día que no volverá; de los taxis que dejaste pasar esperando decidirte hasta llegar tarde a la estación…

A pesar de los oscuros días de tormenta sin gabán, de los días calurosos en mangas largas, de los deshielos en tu viaje para fotografiar glaciares…

A pesar del mal olor que apareció de pronto por los nervios en aquella primera cita, de las suelas despegadas al comienzo de la peregrinación, de la risa nerviosa indisimulada en el momento máxima tensión…

Sigue adelante.

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Fotografías: Anja-Stiegler

A pesar de los abrazos olvidados, de los besos nunca dados, de las caricias cortadas a la mitad…

A pesar de lo que fue y pasó, de lo que no fue ni será, de lo que es y no regresará…

A pesar de que hayas buscado con todo el corazón y no hayas encontrado, de que tu felicidad parezca no ser más que una nota de deseo escrita en un papel, de que que no haya ninguna señal de que la cosa vaya a mejorar…

Sigue adelante.

 

A pesar de los miedos, las derrotas, los fracasos, las muertes, los desaires, los abandonos, las tareas incumplidas, las deudas pendientes, los atrasos, los retrasos, las injurias, los malos modos, las culpas, las renuncias, las rendiciones, las penas profundas, los dolores insoportables, las promesas que no llegarán, los acuerdos rotos sin aviso, los desplantes, los errores voluntarios, los cambios repentinos, los desconciertos, las convalecencias amargas, los momentos sin consuelo, los hermosos recuerdos que no volverán…

Sigue adelante.

 

Y es que siempre, siempre, siempre, seguiste adelante.

De lo contrario, no estarías ahora aquí de pie con tu queja válida buscando una explicación a tu pena.

 

Mira bien.

Mira atrás.

Ya ves, has seguido adelante a pesar de tantas cosas.

Así que no hay excusa.

Respira el desaliento.

Pero aún así.

Sigue adelante.

Leandro Ojeda López