Arriesgarse no es ser un kamikaze arrasándolo todo y arrasándote. Arriesgarse es ser tan valiente y osado como para aceptar los miedos que te impiden arriesgar.
Arriésgate siempre, y arriésgate siempre que puedas.
Acepta que hoy no puedes arriesgar, perdónate.
No estás obligado a arriesgar pero no te quedes ahí cuando el riesgo se haga necesario.
No has de arriesgar o no arriesgar impulsivamente. Has de observarte cómo estás, qué puedes y qué no puedes.
Mide la distancia y arriésgate siempre que puedas.
Controla las consecuencias pero no dejes de arriesgar cuando sea el momento.
Arriésgate hasta el punto de asumir que no puedes asumir riesgos.
Arriésgate hasta el punto de permitirte no arriesgar por miedo a perder.
Arriésgate a observarte.
Arriésgate a mirarte por dentro sin filtros de ningún tipo.
Arriésgate a ver lo que no te guste ver.
Arriésgate a darte cuenta de que estás incapacitado ahora para arriesgar.
Arriésgate a darte cuenta de que ahora sí estás en condiciones de arriesgar y arriesga.
Arriésgate a observar qué es lo que te falta y qué es lo que te sobra y arriésgate a aceptar que te darás un tiempo para llenar y para quitar.
Arriésgate a mirarte y decirte que ya está bien y que esto no va más y que vas a tirar tu casa por la ventana y luego, si realmente es lo mejor, hazlo.
Arriésgate a sentir que estás en camino a casa y que aún no sabes ni cómo llegar.
Arriésgate a perdonarte por sentir que no estás en casa, o que no tienes ni idea de nada, o que no haces nada bien.
Arriésgate siempre y arriésgate, sobre todo, a permitirte no poder arriesgar.
Arriésgate a dejar para mañana lo que no puedas hacer hoy.
Y arriésgate a tomarte un descanso.
Arriésgate a sentir que necesitas un descanso hoy y que a lo mejor mañana también.
Arriésgate a felicitarte por haber andado mucho y que una pausa es merecida.
Arriésgate a darte cuenta de que para sentir tu necesidad de cambiar necesitas de este estado actual en que nada te gusta como está.
Arriésgate siempre.
No a lo loco, pero arriésgate.
No te quedes sentado esperando el milagro.
No esperes que tus decretos se cumplan ni ninguna tontería de esas.
No esperes lo que no va a venir.
Venga, muévete, sal de la pereza y arriésgate.
Arriésgate a amar.
Arriésgate a parar.
Arriésgate a saltar.
Arriésgate a vivir.
Arriesga.
Leandro Ojeda López