Si hubiera una palabra con la que elegir convivir toda la vida, posiblemente esta palabra sea alegría.
Aunque sea solo por hoy.
Si ves que te es imposible, agéndalo para mañana.
Si tampoco puedes, te lo escribes en algún lugar visible para hacerlo en esta semana.
La próxima ya no vale, ya sería una prolongación innecesaria de un simple ejercicio.
Aunque sea solo por hoy, haz este pequeño ejercicio que te propongo para experimentar la fuerza de la vida en su más ingenua y limpia expresión.
Practica la bendición y bondad de la alegría.
No sé cómo lo vas a hacer, no importa que lo hagas con mayor o menor perfección o que tengas un éxito rotundo. Simplemente hazlo, inténtalo y punto.
Simplemente programa para hoy una alarma que suene cada hora, cómprate un Cucú o estate atento de la mejor manera que se te ocurra.
Y una vez por hora vas a vivenciar la alegría de la mejor manera que puedas.
No tiene que ser mucho, no tiene que ser prolongado, puede ser aunque sea un instante.
La cuestión es que conectes con tu alegría que está ahí, es tuya y te es de sobra conocida.
La cuestión es que veas tu capacidad para autogenerarla a tu voluntad.
La cuestión es que ejercites tu voluntad para producir tus estados emocionales.
La cuestión es que dejes de sentirte solo víctima y puedas autogenerar bendición por ti mismo.
La cuestión es que reconozcas tu capacidad para ser feliz a toda hora del día.
La cuestión es que reconozcas tu capacidad para ser feliz a toda hora del día. Share on XNo te pido que le des vuelta la cara a los problemas y te conviertas en un gilipollas.
No te pido que te hagas un fan o adicto al pensamiento positivo.
No, para nada te pido eso.
Te pido que abras espacios en cualquier situación de tu rutina o situación extraordinaria que vivas hoy para generar un estado que te conecta directamente con la vida, con lo bueno y bonito de la vida.
Porque estás aquí en la vida, ¿sabes?
Estás plantado aquí de cuerpo entero sumergido en esta cosa que definimos como vida y aquí es donde te expandirás o te marchitarás.
Sí, te entiendo, sé que tal vez justo hoy te lo digo en el peor momento posible.
Pero ya ves que comencé diciéndote desde el principio que no te obligues a hacerlo hoy, pero no lo dejes pasar de esta semana.
Sí, que me dices que tu vida en estos momentos es un asco o peor que eso, una nada vacía de todo y que se parece más a una hoja seca que al más elemental protozoo.
Por eso te lo digo, para que no te creas eso del todo.
No niego para nada tu malestar, todo lo contrario.
Solo te digo que observes que entre tus brasas aún hay alguna chispa encendida, que no está del todo apagada, porque observa, tu corazón aún late y tus pulmones aún respiran.
Así que toma lo que te propongo como si te ofreciera un abanico para agitar las brasas y encender la chispa.
Es más fácil de lo que crees.
Si estás viviendo en un buen presente en este momento o en esta hora, solo deja que esa experiencia se convierta en esa energía que se expresa como alegría.
Es un sentir la bendición de ese momento, la bendición de la vida, la bendición de la suavidad y la placidez que estás viviendo y el agradecimiento por todo ello.
Es una alegría que te puede hacer soltar alguna lágrima incluso.
Si no es así, no importa, sigue siendo fácil.
A lo largo de toda tu vida has recolectado innumerables momentos y episodios de auténtica alegría. No hablo de euforia, no, hablo de alegría, algo más sutil, más inocente y que se suele manifestar muchas veces a lo largo del día. Por lo que puedes imaginar la alegría como uno de los recursos más abundantes en la naturaleza, y también en tu naturaleza.
Así que ahora, cuando hayas marcado tu momento para experimentar la alegría, primero busca en tu alrededor más inmediato si hay algo que puede ayudarte a generar ese estado de alegría.
Si las nueces que estás picando tienen unas formas extremadamente lindas y son tan curiosas que te alegras por estar en presencia de esa expresión tan magnífica de la naturaleza.
Si el mirar a tu alrededor te hace reconocer las cosas que tienes y que te protegen y eso te produce esa alegría de sentirte amparado por el entorno.
Si al acariciar tu rostro reconoces lo maravilloso que significa estar aquí todavía con toda tu vida después de haber pasado tantos momentos difíciles durante tantos años desde tu nacimiento y que de alguna u otra manera los has superado y reconoces tu valor y eso te da esa inmensa alegría y autoreconocimiento.
Si no encuentras nada en lo inmediato, lo que puede ser normal en muchas situaciones, simplemente rememora, busca algún suceso cualquiera en tu memoria.
Verás cómo dando la orden de encontrar un instante alegre, tu mente hará todo el trabajo y automáticamente te traerá un suceso posiblemente aleatorio, no importa cuál, porque solo quieres esa energía, no revivir el momento.
Pero entonces ves cómo al traer ese recuerdo al presente vendrá una sensación emocional, corporal y mental que parecerá que te traslada a ese momento.
Y aquí hay una clave.
Normalmente a ese tipo de experiencias las sueles vivir con nostalgia, con una cierta tristeza por lo perdido. Sin embargo, fíjate que te propongo todo lo contrario. No se trata de recordar aquel momento pasado que ya fue, no es que te traslades al pasado y vivas en una sensación falsa, una ilusión. No, se trata de que traigas solo esa emoción a tu presente, solo eso, nada más. Deja atrás a los personajes, a los lugares, solo la emoción, la sensación alegre.
Cierra los ojos un instante y fíjate que esa sensación está viva en ti ahora. Share on XY cierra los ojos un instante y fíjate que esa sensación está viva en ti ahora. Siente como se manifiesta en tus células, en todos tus músculos, cómo respiras esa emoción. Prolonga esa respiración para que esa sensación de alegría se instale en todos los rincones de tu cuerpo.
Pues esa sensación es absolutamente tuya, es completamente real y completamente presente.
Y luego de vivir ese pequeño instante de alegría, prosigue en lo que estabas.
Si lo haces así durante un día entero, habrás hecho un descubrimiento increíble. Y si lo recuerdas y repites más días con cierta continuidad, literalmente podrás estar transformando tu vida.
Habrás abierto en este día pequeñas puertitas a la alegría.
Sabrás que la alegría es algo que no solo depende de los demás o de las circunstancias sino que también puedes autogenerar para tu mayor bien y el de quienes te rodean.
Sabrás que la alegría es más una sensación, una actitud que algo complicado que tiene que ocurrir en el exterior para que te llegue a tu interior.
Sabrás que tú puedes convertirte en ese exterior de otros que aporte ese estado de alegría a quienes no tienen la fortuna de conocer este pequeño gran secreto.
Y si eres constante, voluntarioso y comprometido con la vida, harás esto más veces y esas puertitas se irán convirtiendo en ventanales y en portones y ¿por qué no? en auténtico cielo abierto en pleno campo de girasoles.
Haz este ejercicio sencillo, simple, sin pretensiones aunque solo sea hoy y cuéntame si en verdad consiguió cambiar pequeños instantes e incluso provocar algún cambio importante o un gran descubrimiento.
La alegría es bella.
Leandro Ojeda López